La resiliencia organizacional consiste en la capacidad de toda empresa a sobreponerse a situaciones de adversidad, amenazas y crisis. Esta fortaleza es la clave para asumir de manera positiva los cambios y continuar con un mayor impulso hacia un futuro próspero.
Así como en la vida hay momentos buenos y malos, las empresas también atraviesan por momentos similares. Sin embargo, lo que determina que continúen en el mercado es su capacidad para afrontar las situaciones de crisis, superarlas y seguir adelante.
Una organización resiliente no solo se sobrepone a la crisis y al cambio, sino que se hace más fuerte luego de superar cada prueba, pero para ello es necesario que la empresa adopte dentro de su estrategia hábitos de excelencia y buenas prácticas que le permitan estar preparada ante la crisis.
La resiliencia organizacional requiere de transformación, innovación, renovación, comunicación y liderazgo. Además de otros tres elementos fundamentales: la excelencia del producto o servicio, tener confianza en el proceso y liderar el comportamiento de los miembros de la empresa.
Una parte vital para lograr la resiliencia organizacional es el factor humano, ya que se necesita de una cultura y un clima laboral que propicie el compromiso con el proceso en general y su resultado.